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lunes, 13 de mayo de 2013

Vírgenes Negras -II-

TRECE SEMEJANZAS
Así pues, es preciso, de entrada, para evitar las falsas pistas, separar todas las estatuas que no fueron concebidas negras por su autores, las que solo fueron ligeramente tostadas u oscurecidas por agentes exteriores humos de los cirios, cera, degradación de la madera, enterramiento temporal); las estatuillas realizadas en los siglos XVI y XVII mediante un vaciado en barro cocido y que, por la naturaleza misma del material utilizado, adquirieron una tonalidad oscura, coloración que se fue acentuando con el paso del tiempo y finalmente todas aquellas que, en épocas diferentes, fueron realizadas no policromas en maderas muy oscuras, a veces en madera de ébano.
El único criterio admisible es el siguiente: es negra toda virgen cuyos rasgos fueron pintados en negro en su origen. Las demás, aun cuando posterior-mente su culto fuera a veces Asimilado al de las precedentes, deben su aspecto mas o menos oscuro solamente al azar, y no pueden, evidentemente, permitir, muy al contrario, la elucidación del misterio.
En semejante trabajo de selección, surgen ciertas dificultades.
Así, por ejemplo, algunas estatuas conservadas no eran negras en su origen, sino que fueron repintadas después en épocas lo bastante antiguas como para que sea posible una confusión hoy en día. El prestigio inmenso de que estuvieron rodeadas las Vírgenes Negras en la Edad Medía debió incitar a los habitantes de algún lugar a poseer también una de ellas, creyendo que era suficiente aplicar color negro sobre la efigie local para entrar automáticamente en posesión de una Virgen Negra con todos sus atributos, especialmente la posibilidad de realizar milagros en abundancia. Esto es lo que ocurrió en Einsiedeln, donde la estatua de fines del siglo XIII fue despintada en 1779. Entonces se puso de manifiesto que la Madre y el Niño debían su color de ébano a una espesa capa muy posterior a la fabricación de la estatua. Lo mismo sucedió en Alt-Oetingen y en otros lugares.
Hay, por tanto, un inevitable margen de error, y yo consideraría temerario intentar un inventario exhaustivo.
Me parece, sin embargo, que los santuarios donde el culto a una autentica Virgen Negra se ha perpetuado en nosotros no deben superar la cuarentena en Francia, y menos aun fuera de Francia, incluyendo en ello algunas dudosas, a falta de documentos bastante precisos.
También hay que tener en cuenta algunas estatuas conservadas en los museos, Así como aquellas destruidas desde hace mucho tiempo, cuyo culto ha sido completamente olvidado, pero de las que han subsistido documentos precisos.
Tampoco desdeñaremos, con todas las naturales reservas, los santuarios en los que existe una Virgen Negra que es tan solo una replica reciente de una estatua mas antigua, cuyas huellas y recuerdo se han perdido, pero en donde se reúnen todas las características necesarias para hacer presumir que la estatua original era realmente una Virgen Negra autentica, conforme y parecida a todas las demás.
Esto es, al mismo tiempo, poco y suficiente.
Es poco porque, sin duda alguna, las estatuas de ese tipo fueron cierta-mente mas numerosas en la Edad Medía. En muchos lugares, el culto desapareció junto con la destrucción o la perdida de la efigie, y los documentos que se referían a ella fueron destruidos o, acaso de subsistir, ya no nos son conocidos. Otros cayeron en el olvido, aunque, no obstante, la estatua subsiste pintada en otros colores. Mientras que, en la Edad Medía, la tendencia era más bien transformar las estatuas de color en Vírgenes Negras, como en el caso de Einsiedeln, mas tarde ocurrió exactamente lo contrario. En efecto, una vez perdidas las claves de comprensión de la espiritualidad medieval y el sentido simbólico real de la efigie venerada, algún cura bienintencionado decidió quizá repintarla en un color considerado mas "normal", mientras el recuerdo popular olvidaba al antiguo culto. A veces, esto lo sabemos, pero no siempre. Algunos curas y arqueólogos locales se llevarían a buen seguro grandes sorpresas si procedieran a la búsqueda de la cromia original de su estatua románica de la Virgen, en el caso de que, aparte el color actual del rostro y las manos, responda a todas las demás características necesarias.
Finalmente, hubo en todas las épocas robos en las iglesias apartadas, así como tuvo lugar el paso de anticuarios que compraron a curas ignorantes, a veces por un pedazo de pan, las antiguas efigies, sustrayéndolas de este modo al patrimonio universal de la Humanidad en provecho de algunos particulares... Tal vez alguna de nuestras Vírgenes Negras adorna hoy el bar rutilante de algún multimillonario tejano.

Sea lo que fuere, se trata, a pesar de todo, de un número suficiente, pues algunas decenas repartidas por toda Francia y por algunos otros países, constituyen, si se me permite la expresión, un muestrario valido. Sin embargo, una vez localizados los santuarios realmente interesantes, se impone una nueva medida de prudencia.
En efecto, la mayor parte de los originales fueron total o parcialmente destruidos durante las guerras de religión, o en la Revolución o por algún incendio o accidente local. A fines del siglo XVIII, muchas perecieron en la hoguera llevándose consigo una parte de sus secretos, con tanto mas perjuicio cuanto que, a veces, en alguna cavidad, esas estatuas contenían archivos o documentos que habrían sido particularmente preciosos para nosotros...
Las copias que los santuarios conservan hoy son, a veces, fieles. Pero mas a menudo, cuando se reconstruyó la estatua o se hizo una nueva, no se conocía su significación esotérica y el rigor de la técnica que debía ser utilizada. Fueron entonces rehechas libremente, a despecho de las dimensiones originales, a la manera y dentro del estilo del siglo XVII, del XVIII o del XIX... Se han sacado Así conclusiones apresuradas sobre la expresión de conmovedora ternura de una determinada virgen románica, en tanto que solo se trata, sin lugar a dudas, de una transposición totalmente libre realizada en el siglo XVIII... Desde el punto de vista de nuestra búsqueda, ni que decir tiene que tales copias tienen solo una utilidad: la -de informarnos sobre el lugar donde tuvo efecto un culto mas antiguo. Por lo que se refiere a lo demás, admiraremos eventualmente el talento del escultor, pero nos guardaremos muy mucho de sacar conclusión alguna sobre tales copias. Los originales que nos han sido transmitidos son sumamente escasos (1). Incluso aquí, hay que desconfiar también de las restauraciones. Los vestidos, por ejemplo, raras veces fueron repintados con los colores primitivos.
Es preciso, pues, en donde elle esa posible, buscar una o varias descripciones de la estatua que existía con anterioridad. En ocasiones, tenemos la suerte de encontrar un antiguo grabado o un cuadro. Los grabados son generalmente bastante fieles, pero los cuadros denotan en sus autores un deseo de belleza pictórica que les hace tomarse libertades con sus modelos.
Una vez adoptadas semejantes precauciones, una vez que, en lugar de las copias, tenemos ante nuestros ojos la reproducción o la descripción de las imágenes originales, de aquellas que fueron las primeras pintadas en negro y en torno a las que se organizo un culto muy especial, podemos proceder a las primeras verificaciones.
No obstante, para llegar a una buena comprensión, nuestras Vírgenes Negras no deben ser consideradas aisladamente. El edificio en el que fueron colocadas, el pueblo y la región, los lugares en que se decidió que se desarrollara su culto, nada de lo que les concierna deben dejarnos indiferentes. Todo tiene su importancia: la etimología, el estudio de los antiguos rituales practicados en su honor y, sobre todo, los relatos de sus antiguos milagros y las viejas leyendas extraordinarias que se relacionan con ellos...

En esta tarea, es preciso recurrir a los textos y documentos que nos quedan, aunque la mayor parte, escritos en la Edad Medía o transcritos a partir de una antigua tradición oral, no deben ser tomados al pie de la letra sino entendidos como mensajes simbólicos y alegóricos que ocultan mucho más de lo que aparentemente cuentan.
La Edad Medía fue la época de una civilización inicial y es a esa luz en la noche que es el lenguaje esotérico que habrá que recurrir continuamente para interpretar, no solo los textos, sino también el mensaje en piedra dejado por las iglesias y catedrales donde se encuentran las estatuas.
Ardua tarea, pues no solo el viejo ocultista, como le corresponde, se disimulo bien, sino que también las destrucciones hicieron lo suyo y las restauraciones alteraron en todas partes el aspecto primitivo de los edificios y de las representaciones esculpidas medievales. Sin embargo, todas conservan aunque no sea más que una piedrecita, un dibujo misterioso o un pedazo de escultura un tanto revelador. La simple presencia de estos signos, aunque no siempre los descifremos, es ya en si una respuesta y un comienzo de explicación...
Entonces, al término, después de haber examinado las estatuas y de haber recogido la documentación que a ellas se refiere, cuando, con calma, abrí los dossiers así constituidos y procedí a compararlos, surgió ante mí una realidad enteramente sorprendente. No solo las Vírgenes Negras se parecen en cuanto al color de sus rasgos, sino que además, tienen todas no menos de trece características importantes, y aun esenciales, y ello sin excepción.
Muy curioso, realmente. Tanto mas curioso cuanto que, no son en ningún caso copias de un mismo modelo, sino que pertenecen, y ello se subraya claramente en ciertos detalles accesorios, a escuelas regionales diferentes, que fueron, además, concebidas y popularizadas en otros países aparte de Francia y que, aun cuando son mas numerosas en el territorio actual de Francia, dicho territorio no era único en la época, sino que estaba compuesto de Estados diferentes (2).
Y, con todo, a condición de no referirnos mas que a aquellas cuya autenticidad no ofrece dudas, todas nuestras Vírgenes Negras tienen trece características semejantes, y cada uno puede juzgarlo fácilmente...
He aquí pues, esas extrañas concordancias tal como se me han revelado en esta primera fase:
1. Realizadas siempre con el mismo material, es decir, la madera, las Vírgenes Negras son todas de la misma época, siglos XI, XII, y, mas raramente, del XIII. Se remontan, pues, a aquellos tiempos que, desde el año mil hasta finales del siglo XIII, marcan el apogeo de la civilización medieval bajo el báculo de las grandes ordenes monásticas. Ninguna Virgen Negra autentica aparece después de fines del siglo XIII,
2. Son siempre Vírgenes Mayestáticas. La Madre se mantiene erguida, en una postura aristocrática, sentada en un pequeño Asiento sin respaldo, o de un respaldo corto denominado cátedra. El Niño esta sentado en el regazo de la Virgen (y no sobre sus rodillas, pues las piernas de la Madre están ligeramente separadas) y aparece realmente presentado como "el fruto de sus entrañas" (3). Tanto la mirada de la Madre como la del Hijo se dirigen exactamente hacia el mismo punto, recto hacia delante. Esta actitud y estas posiciones son las que el simbolismo cristiano ha asociado siempre con la Adoración de los Magos.

3. El rostro de la Virgen no refleja ni ternura, ni compasión. Es noble, soberano, hierático, de un aspecto oriental acusado, algo inquietante. Produce la impresión de un "ídolo bárbaro", han dicho algunos... Esta expresión típica de las Vírgenes Negras contrasta con la de otras Vírgenes románicas de la misma época a las que el artesano dio los rasgos característicos de una mujer de su país. Hay Vírgenes románicas de aspecto borbonés, borgoñón, provenzal o auvernes. Las nuestras escapan, en lo esencial, a las características de su terruño, para adoptar una expresión oriental, egipcia, faraónica...
4. Los talentos de los escultores eran diversos. Algunas Vírgenes Negras son verdaderas obras de arte; otras, groseras estatuillas. Sin embargo, en cada caso, el artesano concedió en la medida de su capacidad, una atención y un cuidado muy particulares a la representación de los rasgos de la Virgen. Por el contrario, los del Niño Jesús son ejecutados de una manera menos cuidadosa, menos refinada y mas rápida. Todo sucede como si para el artesano, lo importante fuera la representación de la Madre, siendo la del Hijo solo accesoria, singular concepción, puesto que se trataba en definitiva de reproducir los rasgos supuestos del Hijo de Dios, niño.
5. Cada vez que se han podido volver a encontrar las huellas de la policromía primitiva, se descubre que los vestidos, si bien denotan un estilo y un aspecto a Veces diferentes, son de color blanco, rojo y azul, con adornos dorados y a veces con accesorios en oro.
El color con frecuencia ha sido fijado en la misma madera de la estatua. A veces se encolaba, o sea que se aplicaban a la madera una o varias telas estrecha y sólidamente pegadas juntas a la manera de las momias, y sobre esa tela se depositaba la pintura.
En algunos casos, la estatua estaba cubierta con placas de metal. Tales placas son quizá posteriores, habiendo sido usadas para consolidar la efigie cuya madera se deterioraba. De haber sido colocadas en su origen, todo lleva a creer que habrían sido también pintadas, pues, sin entrar en las opiniones de los especialistas, los historiadores del arte se muestran unánimes en insistir sobre el hecho de que la policromía fue una de las leyes más imperiosas en la ejecución de obras esculpidas en la Edad Medía (4).
No hay que conceder ninguna importancia a los vestidos de tela con los que frecuentemente se "vistió" a nuestras estatuas sobre todo en los siglos XIX y XX. Tales vestiduras destinadas a "hermosear" una efigie considerada entonces demasiado primitiva no ofrecen evidentemente ningún interés con vistas a nuestras deducciones. Su efecto principal, conviene decirlo, es ocultar la verdadera belleza de la obra que pretenden adornar. Felizmente, la tendencia actual es presentarlas cada vez más a los visitantes sIn esos suntuosos vestidos de gala tan inadecuados.
6. Todas tienen las mismas dimensiones, y sus ligeras diferencias se refieren a detalles tales como la altura del tocado o el espesor de la peana. Miden setenta centímetros de altura, treinta centímetros de ancho y treinta centímetros de profundidad en la base. Recordemos que esas dimensiones se dan tanto en Manosque como en Laon, en Beaune como en el Puyen-Velay... Sin embargo, ninguna de las representaciones tradicionales de la época se somete a semejante rigor en lo que atañe a las dimensiones, bien se trate de crucifixiones, de efigies de santos o de escenas diversas de las Escrituras.
7. Los lugares donde fueron situadas eran siempre conocidos y frecuentados desde la más remota antigüedad, y en la mayoría de casos allí tenía lugar, antes del culto de Nuestra Señora, el de una divinidad céltica o "pagana". La Virgen Negra tomo la sucesión de la antigua diosa bajo una forma cristianizada. Por algo están tan a menudo en la vecindad inmediata de fuentes, pozos, árboles o piedras que, entre nuestros antepasados precristianos, tenían una significación sagrada bien conocida. A veces, incluso se ha conservado en el edificio cristiano, al lado de la estatuilla mariana, ese resto de las religiones druídicas. En Chartres, en la cripta, el "pozo de los fuertes" se encuentra detrás de Notre-Dame-de-Dessous-Terre; en el Puyen-Velay, la piedra milagrosa de los druidas fue cristianizada e incluso opera hoy en la catedral milagros bajo el nombre de "Piedra de las Fiebres".
8. Además de la expresión de los rasgos, hay un elemento oriental asociado con cada Virgen Negra. Un caballero la habría traído de la cruzada o la habría recibido de un soberano árabe; por su intercesión milagrosa, algunos caballeros cristianos habrían sido salvados de mil peligros en Oriente; en algunos santuarios se predicaron las Cruzadas o se recibió el homenaje de reyes y señores que partían a aquellos combates o regresaban de ellos.
A veces este elemento oriental no aparece a primera vista, pero, no obstante, siempre se le encuentra, bajo una forma oculta, pero no por ello menos cierta. No hay Virgen Negra sin una alusión al "Oriente".
9. La Virgen Negra fue en la Edad Medía un objeto de peregrinación siempre muy importante y con mucha frecuencia notablemente famosa. La mayor parte se encontraba además en la ruta de las grandes peregrinaciones medievales, siendo particularmente numerosas en los caminos que conducían al santuario de Santiago de Compostela. Muchas constituían para los peregrinos etapas de primera calidad en su ruta, paradas "obligadas".
10. En la historia de sus santuarios, se encuentra siempre en relación directa con ellos, las huellas de la presencia a veces conjunta de abadías benedictinas y cistercienses y de casas templarías.
Casi todas las Vírgenes Negras aparecen bajo el impulso de una abadía benedictina y son visitadas por los grandes abades de Cluny. En su historia, se descubre a menudo a san Bernardo y algunas casas cistercienses (5). En cuanto a los Templarios, es bien sabido el interés que se ha puesto en hacer desaparecer todo lo posible las huellas de su importancia y esplendor pasados, aunque algo se puede apreciar aun cerca de nuestras estatuillas, y, de todos modos, parece claro que ellos les prestaron también mucho interés y alentaron su devoción.
11. A pesar de las mutilaciones y de las restauraciones, aquellos edificios en los que se encontraban las estatuas en la Edad Medía, cuando perduran, conservan signos de carácter esotérico e iniciador. Estos indicios, lo hemos señalado ya, se pueden encontrar aun más en sus leyendas y sus milagros.
12. Ahora bien, estos curiosos relatos esotéricos que cuentan los milagros que las Vírgenes habrían operado, sean los de su origen o las intervenciones maravillosas que habrían prodigado en los tiempos antiguos, concuerdan también asombrosamente.
Se trata siempre de las mismas categorías de beneficiarios, cruzados, niños, comerciantes o navegantes que, encarcelados en un calabozo, o durante su sueño, o se hubieran vuelto repentinamente ciegos, es decir, siempre hundidos en la oscuridad y la noche, tuvieron, de una manera u otra, la revelación milagrosa de la Virgen Negra, fueron entonces liberados de la oscuridad, y, a partir de este
momento, conocieron fortuna, felicidad y dicha por si mismos y para los habitantes del lugar de donde era mantenido el culto. A menudo, estos beneficiarios del milagro lo eran en grupos de tres. Y cuando eran prisioneros, el milagro ocurría en Egipto...
Las Vírgenes Negras eran veneradas para obtener la fecundidad, pero se distinguieron mas aun por la resurrección frecuente de niños muertos al nacer, resurrección de corta duración, puesto que la vida no les era concedida mas que hasta la regeneración por las aguas del bautismo...
13. Sus rituales y sus procesiones, ciertos detalles de su culto, ofrecen también entre si extrañas semejanzas, entre las cuales la principal es que siempre se observan uno o varios elementos que escapan a toda explicación religiosa católica tradicional, como también, por otra parte, a toda tentativa de enfoque exotérico. Así, por ejemplo, ocurre con antiguas ofrendas ruedas de cera, con las colocaciones procesionales de la estatua sobre una piedra fuera de la iglesia o con ciertas ceremonias en las que se utilizaba el vino.

Las peregrinaciones, al menos las de las cofradías que les estaban consagradas, se hacían con los pies desnudos, como desnudo estaba el enfermo que era expuesto en la Piedra de las Fiebres, situada justamente a los pies de la estatua milagrosa.
Fulcanelli pretende incluso que los cirios que eran encendidos en ofrenda a las Vírgenes Negras eran siempre de color verde. Es muy conocida hoy, desde su reedición, la asombrosa obra de Fulcanelli, El misterio de las catedrales (6). Para todo el mundo, este autor, los hechos relativos a su vida, sus conocimientos y hasta su misma existencia siguen siendo un enigma. Jacques Bergier pretende en El retorno de los brujos (7), haberlo conocido bajo la identidad de un ingeniero del "Gas de Francia" y, después de la guerra, habría sido buscado por comisiones de sabios atomistas americanos. Parece claro, de todos modos, que Fulcanelli fue uno de los últimos adeptos y quizás el único alquimista conocido del siglo XX.
No he podido hallar confirmación de su aserto relativo al color de los cirios, salvo en Marsella donde existía, en efecto la costumbre de celebrar procesiones ante la actual estatua hueca que, en la cripta de Saint-Victor, ha remplazado a la efigie original, desaparecida.
Con todo, independientemente incluso de los aspectos herméticos de su obra, Fulcanelli ofrece una exactitud arqueológica y una honradez científica tales que hay motivos para conceder a su afirmación un cierto interés. Por otra parte, en muchos lugares descubrimos, bajo otras formas, una utilización muy precisa del color verde en el culto que se rendía a algunas Vírgenes Negras.
¡He aquí, hay que reconocerlo, trece similitudes y concordancias cuando menos singulares! El escéptico podrá comprobar fácilmente. No podrá afirmar seriamente que se trata solo de simples coincidencias.
Volveremos a ello detenidamente.
Recordemos desde ahora esto.
Parece, por consiguiente, que el artesano que realizaba en la
Edad Medía una Virgen Negra no trabajaba al azar, Ejecutaba un "encargo" surtido de instrucciones muy precisas y muy rigurosas en lo que atañe a los materiales, a las dimensiones, al aspecto, a la expresión y al modo.
Una vez terminada, tampoco era en cualquier sitio donde la estatua era emplazada y su culto era propuesto a los peregrinos y de cualquier manera. Aquellos que habían encargado la estatua la querían en un lugar determinado y en ningún otro sitio. ¿Como explicar, si no, esas viejas leyendas atribuidas a algunas Vírgenes Negras? "Encontradas" primitivamente en un lugar, fueron transportadas por los fieles a un pueblo cercano o a un santuario mas importante. Por "tres veces", durante la noche, la estatua se había trasladado milagrosamente por si misma otra vez al lugar donde había sido descubierta y venerada por vez primera, subrayando claramente con ello que el culto perdía su significación si era trasladado.

Para comprender el sentido de todo esto, lo que hay que tratar de descubrir es la razón profunda de este "encargo", así como la personalidad de sus autores. ¿De donde procedían los contemporáneos de nuestras pequeñas Vírgenes Negras? ¿Cual era su cultura? ¿Cuales sus razones para vivir, su ideal, su fe? Entonces, captando un poco mejor los orígenes y la naturaleza de su civilización, tal vez podarnos, por una cierta comprensión de las claves de esta civilización, esperar descifrar los inquietantes misterios del color y de las trece similitudes. Quizás entonces podamos situar de nuevo a nuestras Vírgenes Negras no muy lejos de su verdadero lugar en el gran libro de imágenes tan rico, pero, ¡ay!, han mutilado de la Edad Medía triunfante.

nnDnn

1 comentario:

  1. La Virgen de Santa Maria de Eunate en Navarra tiene casi tidas la características arriba indicadas, escepto que no es negra.
    La vi por primera y única de momento vez, el sabado 11 de mayo, despues de descargar el libro y leer el texto de virgenes negras 2.
    He mandado una foto de la virgen y un link sobre el lugar a los administradores de la cuenta facebook como respuesta al ultimo correo que he recibido de ustedes, aunque no se si es el lugar adecuado al que hacerlo.
    En caso de que resulte de su interés y pueda aportar algo, me pongo a su disposición.
    Hice varias fotos tanto de la virgen como de la peculiarísima iglesia donde se encuentra.
    atentamente
    Maria Lauzirika

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